Nuestra provincia es un paraíso repleto de ecosistemas distintos y cada cual más rico, desde los marinos, sean fluviales o marítimos a los terrestres, costeros, campiña o montañosos.
Aunque parezca extraño aquí en el sur de la península, uno de los más abundantes es el bosque mediterráneo conformado por pinares, quejigales, alcornocales y pinsapares principalmente.
Durante el siglo pasado, la silvicultura ya sea dedicada a la industria del corcho o al simple carboneo en los pueblos contribuyó a la conservación de una masa arbórea importante. También las reforestaciones contribuyeron a ello.
Con la evolución sociológica durante la segunda mitad del siglo pasado el conservacionismo nos ha permitido compaginar explotación y disfrute de nuestros bosques.
Con esta salida comenzamos una serie de dos por los bosques de nuestra provincia que culminaremos con la clásica visita al Pinsapar de Grazalema.
Después del clásico desayuno serrano, esta vez en la cafetería del hotel “Puerta del parque” y atravesar la localidad de Ubrique llegamos al puerto del Mojón de la víbora. Nombre de etimología desconocida, aunque con múltiples sugerencias. estacionamos en el aparcamiento del mesón del puerto del mojón de la víbora.

Iniciamos nuestra andadura cruzando la carretera y superando con más o menos garbo la cancela de entrada al recorrido.


Por una amplia pista nos vamos internando primero llaneando y seguidamente en ligero ascenso en un bosque compuesto por alcornoques y quejigos.
Los alcornoques conforman un bosque que recuerda a las monumentales mezquitas que nos dejaron los árabes en su paso por nuestra península, sus troncos desnudos por “la saca” se asemejan a las columnas de dichas construcciones sustentando la cubierta verde.

Transformados por el carboneo del pasado siglo, podemos observar los quejigos diseminados en algunos claros del bosque, la humedad también hace que el paisaje sea prolijo en musgos, líquenes, helechos y que también podamos observar el acebo, típico más de Europa central que de estas latitudes.


También disfrutamos durante el camino de las construcciones utilizadas por los pastores y aplicada a la silvicultura, como refugios, pilones y corrales.


A lo largo de la ruta vamos observando carteles e hitos que aluden a la propiedad de los terrenos, así como a la toponimia, como “Puerto de las encinas”.


Tras almorzar en uno de los claros del bosque continuamos hasta llegar de nuevo al mojón de la víbora, tomamos un refrigerio y nos despedimos después de un agradable día compartido en naturaleza.






Guía: J.Luis Poveda. Autor del Texto: J.Antonio Rios. Autor de las Fotos: Socios del club.
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