
Con el fin de reivindicar el papel de la mujer en los deportes de montaña y con motivo de la celebración del Día Inernacional de la mujer hoy 8 de marzo, es de recibo reconocer la aportación y la labor que las mujeres están realizando a los deportes de montaña.
La montaña tradicionalmente se ha presentado como un medio exclusivamente masculino, pero las mujeres han demostrado (y de sobra) sus numerosas habilidades físicas en la montaña, ascendiendo desde hace años a las cimas más altas del planeta. Pero también han demostrado poseer unas habilidades psicológicas que han sido su punto fuete en todos los retos afrontados y superados. Los tiempos van cambiando y las mujeres reclaman otros espacios en los que su presencia hasta hace poco estaba acotada, silenciada, invisibilizada. Cada día que pasa son más las mujeres que andan las sendas, trepan las vías, suben en BTT, ascienden a montañas y disfrutan de la naturaleza, mujeres independientes que saben lo que quieren, cada día la mujer está más cerca de la montaña.
Recientemente husmeando en alguna que otra página en internet, leí un artículo relacionado con la mujer y la montaña publicado en 1858, en él, se define a la mujer alpinista como «una virgen incapaz de encontrar o conseguir un hombre con quien casarse», algo más lejos de la realidad, de hecho, algunos clubes importantes de alpinismo que se crearon en el siglo decimonónico, incluso en el siglo pasado, no admitían en sus estatutos la inclusión de mujeres en ellos. Pero fue en 1908 cuando se creó en Inglaterra el primer club alpinista exclusivamente de mujeres (The Ladies Alpine Club), este reclamaba el espacio que le correspondía por derecho a la mujer en la montaña.
La figura de la mujer ha estado relegada a un segundo plano durante casi toda la historia en muchos campos, sobre todo en el deporte. A la sombra del hombre, dejaron importantes huellas en campos como la ciencia, la cultura o la filosofía, aunque en la actualidad su labor siga siendo desconocida para una gran parte de la sociedad, por ello cabe recordar de forma necesaria, algunas de las mujeres que han contribuido y marcado la historia del montañismo en nuestro país; Araceli Segarra que fue la primera mujer en subir al Everest en 1996, la vasca Edurne Pasabán, que ostenta el privilegio de ser la primera mujer en realizar los 14 ochomiles del planeta, la escaladora vasca Josune Bereziartu, la castellana Iziar Martínez, que con solo 15 años se convirtió en la escaladora española más joven en encadenar una vía 8c, o la alpinista asturiana Rosa Fernández, fundadora del club “Una a una”, que combina la BTT y la actividad de montaña. Mujeres referentes en el alpinismo y el deporte de montaña, sin cuyo camino recorrido no habríamos llegado adonde estamos ahora. Y la lista sigue incrementándose, porque cada día siguen surgiendo más y más referentes independientemente de sus gestas, porque cada vez hay más mujeres en la montaña en sus diferentes modalidades, solas, con ellas mismas, sin compañía masculina.
¡ Feliz día de la mujer!
José A. Sánchez Lozano, Yiyi
0 comentarios